Museo del azúcar

Ante la propuesta del Consejo de Europa de considerar el 2015 como Año Europeo del Patrimonio Industrial, cuatro Asociaciones ciudadanas dedicadas a la defensa del Patrimonio Histórico y Cultural en la provincia de Málaga, se plantean un conjunto de actividades a desarrollar durante el mencionado año.

Estas Asociaciones son la Sociedad de Amigos de la Cultura de Vélez-Málaga, la Asociación La Volaera de Nerja, la Asociación Cilniana de Marbella y la Asociación en Defensa de las Chimeneas y el Patrimonio Industrial de Málaga, y quieren iniciar estas actividades  con el presente Manifiesto referido a un conjunto patrimonial tan destacado como es la Fábrica de Azúcar de Torre del Mar.

La Historia de Torre del Mar y de toda la comarca de la Axarquía tiene una de sus raíces más importantes en el cultivo de la caña y en la fabricación de azúcar, desde la época árabe y después, desde finales del siglo XVIII, con la fundación de un trapiche azucarero que funcionaba con mulas. Llegó luego la Revolución Industrial con Ramón de la Sagra, que en 1846 levantó su gran fábrica e introdujo la máquina de vapor. Torre del Mar destacó desde entonces por constituir un destacado paisaje agro-industrial basado en la caña de azúcar.

Desde 1852 tomaron los Larios la propiedad de la fábrica e impulsaron su organización empresarial capitalista hasta 1976 con una continuada renovación tecnológica que mantuvo siempre la azucarera  de Torre del Mar en la vanguardia del sector. Con la explotación monopolista del territorio y sus habitantes, los Larios obtuvieron grandes beneficios económicos, causaron problemas políticos y sociales, pero también dieron vida a la comarca.

En 1991 cerró la fábrica de Torre del Mar en un momento en que ya el primer sector económico de la población había pasado a ser el turismo y la fabricación de azúcar desde hacía bastante tiempo era una actividad complementaria pero que daba trabajo todavía a bastante gente. Desde el momento de su cierre empezaron a surgir distintas ideas sobre el futuro de los edificios y terrenos de la fábrica de Torre del Mar. Entonces comenzaron los planes de rehabilitación y se empezó a hablar del futuro Museo del Azúcar, pero en realidad siguieron otros veintidós años de rentable especulación, lamentable abandono y vergonzoso saqueo de los equipamientos tecnológicos de la fábrica.

A pesar de ello, hoy conservamos todavía elementos importantes de la fábrica de azúcar de Torre del Mar, que la convierten en el conjunto más representativo del Patrimonio Industrial de toda la provincia de Málaga: Tenemos bien conservados dos edificios importantes de la fábrica (la llamada Casa del Ingeniero y la cocina del azúcar); las tres chimeneas, y algunos elemento tecnológicos significativos como la máquina de vapor de los jardines de la mencionada Casa del Ingeniero, los que se están restaurando en el edificio de la cocina o su entorno (una máquina de vacío, 2 tachas y 2 malaxadores) y otros conservados en el almacén municipal (como la valiosa torre de alcohol).

Afirmamos que el conjunto de la fábrica de Torre del Mar debe considerarse el elemento de referencia del Patrimonio Azucarero de la provincia malagueña. En concreto el edificio restaurado de la cocina y los espacios de su entorno deben mantener su significado simbólico referido a aquellos momentos en que Torre del Mar era un destacado paisaje agro-industrial azucarero y este era el sentido de su existencia y fue la razón de su primer desarrollo como ciudad.

Por lo tanto apreciamos que este magnífico edificio del que hoy disponemos los ciudadanos del municipio de Vélez-Málaga puede acoger diferentes actividades relacionadas con la cultura, el turismo y el desarrollo. Afortunadamente es un edificio amplio, luminoso y que combina la modernidad con las referencias de nuestra Historia. Este espacio es hermoso y debemos sentirnos orgullosos del mismo pero tenemos también que saber darle un uso acertado que por supuesto debe ser diverso.  Aquí caben actividades relacionadas con el desarrollo de la comarca, con la formación empresarial y con las muestras de nuestra producción, pero el edificio gana mucho cuando se dedica a actividades de tipo cultural y educativo. Pensamos que el espacio alcanzó todo su esplendor con la magnífica Bienal de Arte y Escuela celebrada hace unos meses y que ha dejado una sensación de la altura cultural, educativa y artística que se puede alcanzar cuando se trabaja bien y se dispone de una infraestructura adecuada.

Pero a pesar de mantener sus múltiples usos, el edificio de la fábrica de Torre del Mar debe tener sus señas de identidad y su función principal como centro divulgativo o museístico del azúcar y su cultura, que se remonta a unos 800 años en la zona del Bajo Vélez. Es un aspecto tan importante en nuestras raíces históricas que justifica de hecho esta dedicación prioritaria. Torre del Mar debe ser el centro de referencia en la zona de la cultura del azúcar. Además contamos con suficientes elementos arquitectónicos como para dar cabida a unos objetos expositivos que nos sirvan para poder «leer» e interpretar esos contenidos históricos. Ya hemos dicho que conservamos algunos elementos tecnológicos, más otros hoy en manos de coleccionistas, que se podrían añadir. Tenemos también un importante legado documental, fotográfico y videográfico. Y contamos con una memoria y con muchos recuerdos todavía vivos que forman parte de la vida de bastantes familias originarias de esta tierra.

Solamente necesitamos la determinación y la imaginación para elaborar un proyecto expositivo que, sin duda, puede ser digno y atractivo para que la fábrica de Torre del Mar, una vez perdida su finalidad productiva, conserve durante mucho tiempo la memoria de una actividad que dio vida y un paisaje atractivo a esta comunidad humana.

 

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