Fecha: 23 de abril
Lugar: Tod@s en casa
Resumen de la sesión
El primer comentario que se puede hacer de esta sesión inédita del Club de Lectura en el que participamos a través de wasap catorce personas, es el acierto del libro elegido para un 23 de abril de gran significado literario. Un libro, según se resaltó en la tertulia, en el que coincidieron el título seleccionado, los encabezamientos de cada capítulo y el lenguaje empleado por el autor en este nuestro particular homenaje a D. Miguel de Cervantes.
En una entrevista, Pablo Santiago, el autor, manifestaba que el lenguaje empleado en el libro era el que se empleaba entonces en los pueblos: un lenguaje sencillo y directo que a su vez fue ratificado por una de las asistentes: “Me ha llamado la atención que salen referencias a cosas como las de mi pueblo y lugares como la Sierra de Ahíllos donde le cae el rayo que mata al padre de Mateo… Yo soy de un pueblo de Jaén que linda con Córdoba”. Y ello da pie para que se quiera reconocer la importancia que tuvo Antonio, el padre de Mateo, por su empeño en la educación del muchacho:” Sin saber leer o escribir, opinaba el finado, uno está condenado a pasar hambre”.
Los dos protagonistas principales son Mateo, el pastor a quien una de los asistentes considera como un Quijote, idealista que ama los libros, y Lázaro, el maestro rural recién llegado a Abra que se plantea un cambio en la sociedad a través del conocimiento y la lectura y que sería, como Sancho, el realista. La figura de D. Lázaro es para algunos el verdadero protagonista de la obra, destacando en el pueblo desde el principio por su humanidad y amor a los libros. Dada que la historia se sitúa durante la II República, se destaca que nos encontramos con un maestro cuyo comportamiento encaja con el espíritu de la Institución Libre de Enseñanza que ponía en práctica dando con frecuencia las clases al aire libre y animando a los alumnos en la lectura de los clásicos recitándoles a Garcilaso, Quevedo, Góngora o Cervantes.
La lectura consigue con Mateo, tras su encierro voluntario de 13 meses debido a la depresión que cogió, lo que Conchita, su novia, aplicando todas sus “artes” no pudo conseguir, se comentó. Mateo va a hacer con los habitantes de su pueblo lo mismo que Lázaro hizo con él, enseñarles las virtudes de la lectura. Los libros nos hacen pensar, comentó alguien, y a su vez, nos hacen ver el mundo de otra manera; eso es lo que le pasó a Mateo. También quiso resaltar la preciosa amistad de Lázaro y Mateo consolidada a través de los libros. Lázaro ayuda primero a Mateo a reconquistar a Conchita y después, a difundir la lectura en el pueblo de Abra y sacarlo de su incultura. Se plantea un cambio en la sociedad a través del conocimiento y la lectura. Observamos, se dijo, mucho amor a los libros, sobre todo a los clásicos, y cómo ambos consiguen que el pueblo desarrolle otra forma de pensar. Hubo un recuerdo divertido para Angélica, la madre de Mateo, cuando agradece a los libros… y al tiro que le dieron a D. Albino, el iracundo y violento maestro anterior a la llegada de D. Lázaro, la recuperación de su hijo. También se quiere resaltar el amor y trato de la madre hacia Mateo.
La vida lectora de Mateo, tras su recuperación, se volvió intensa y tras leer cinco o seis veces El Quijote ya junto a su rebaño de cabras y ovejas, uno de los participantes en la sesión nos recuerda la primera reflexión sociológica que nos ha llegado de Mateo: la curiosa división de los oficios y trabajos según permitieran o no leer, situando en la cúspide a pastores, bibliotecarios y marinos.
Muy divertida fue considerada por todos la “Comisión Científica” que se formó para estudiar el experimento que había hecho Mateo queriendo demostrar que la lectura de El Quijote le gustaba más a las cabras y El Capital a las ovejas, así como la influencia de la lectura en la producción de leche y en la fertilidad. Un experimento falso para provocar que todo el pueblo se pusiera a leer, aunque estuviese basado en una mentirijilla, se dijo.
Alguien destaca la muy original relación epistolar de Lázaro con Juan Ramón Jiménez (que llegaría a visitarlo en Abra con su esposa Zenobia), Miguel de Unamuno o Antonio Machado.
Otro momento interesante del libro es cuando Mateo le pide a Lázaro otro libro diferente al Quijote para leer, pero que fuera “más explosivo”. Tras aconsejarle “El Capital” de Marx, le recomienda que no lo leyera en el mercado, donde él leía habitualmente los sábados, pues le podría dar problemas. Mateo no le hizo caso y su lectura provocó la primera revuelta nocturna conocida en el pacífico pueblo de Abra y que éste terminase en el calabozo durante veinte días. Uno de los participantes quiere resaltar las palabras que el Alcalde le dirige a Mateo ya en el encierro: “El socialismo hay que adaptarlo a las circunstancias y no hay que forzar las cosas.” Como quien decidió el tiempo que estuvo Mateo en el calabozo fue D. Jacinto, se recuerda el peso que tenía la Iglesia en el pueblo para que no se movieran de lo tradicional y en contra de las revoluciones.
Tras su boda con Conchita, Mateo, que era inteligente y de naturaleza inquieta, sale de su mundo y entra en otro diferente donde cree que las ganancias del trabajo hay que repartirlas: tiene en su mente la creación de la Ínsula Esperanza, un guiño a la Ínsula Barataria de El Quijote. Como la Ínsula necesitaba de un terreno, Mateo pone sus ojos en un cortijo, La Dehesa Baja, casi abandonado que pertenecía a un terrateniente del pueblo afincado en Córdoba capital. Las peripecias que rodean a que el dueño de la finca ceda ésta a Mateo para su proyecto “comunista” y en las que interviene – sorpresivamente – el que será gran figura del toreo “Manolete”, es citado como muy divertido y astuto por l@s participantes. Mateo busca en la zona a personas que puedan atender todas las necesidades de la explotación agraria comunal, pero se lleva una gran decepción cuando Lázaro, en quien había pensado como Maestro, se niega a incorporarse a este proyecto. El idealista, Mateo, monta la Ínsula y el realista, Lázaro, se queda en el pueblo, matiza alguien. Al final Lázaro, forzado por las circunstancias, le apoya en su proyecto y se incorpora a la vida de la Ínsula. Una comuna, muy completa de servicios, añade alguien, pero en la que nadie echó en falta hacer un cementerio. Sin duda en aquellas cabezas sólo estaba la vida, no la muerte. Pero como en la Comuna no todos tenían las mismas perspectivas, se recordó el enfrentamiento por el liderazgo que hubo entre Mateo y la Ernesta cuestionando ésta el espíritu comunista que debería tener debido a “las debilidades” de Mateo. Con Lázaro de mediador, se propone una votación entre los dos “proyectos”, siendo elegido mayoritariamente el de Mateo. Tiempos ilusionantes en los que Lázaro inició campañas de alfabetización por la comarca que a alguien le recordó las Misiones Pedagógicas de la II República y a María Zambrano.
No quedó en el olvido, por sus pinceladas simpáticas, la existencia de un prostíbulo conocido como la Venta del Buitre, situado entre Abra y la Nava de los Ángeles, “un burdelico donde las muchachas eran muy limpias y echadas para adelante” en el que alguien quiso destacar la ternura con que se trata el tema y la relación de amistad que mantuvieron con Mateo y Conchita y hasta económica con la Ínsula.
Pero lo peor que tuvo el ilusionante proyecto comunitario de la Ínsula Esperanza fue la época en que se puso en práctica, ya que tras casi dos años de funcionamiento con gran éxito, estalló la Guerra Civil. Al final, cuando las tropas sublevadas llegan al pueblo levantando una gran polvareda con sus camiones, Mateo leyó en alta voz el capítulo en que D. Quijote confunde la polvareda de las ovejas diciendo que eran ejércitos. Un juego de equívocos y otro guiño, uno más, al Quijote para finalizar…
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Todas las opiniones de la lectura coincidieron en que nos había gustado mucho: “Una fábula maravillosa sobre el mundo de los libros y lo importantes que son para sanar.” “Me ha encantado la sencillez de su escritura, el amor a los libros, el canto a la amistad y el poder de transformación social que tiene la lectura.” “A mí el libro me ha parecido una lectura estimulante.” “Una obra amena con muchos puntos irónicos y guiños a la Historia de la Literatura”. “Me ha mantenido la sonrisa mientras lo leía.” “El libro tiene muchos toques de humor.” ”He visto en la historia algo de realismo mágico a la andaluza.” “Los libros tienen tanto poder que nos están haciendo pasar estos días de otra forma. Se te olvida todo mientras lees.” “El libro es una inteligente ironía y sobre si estamos como cabras o somos borregos, creo que lleva razón: el socialismo es una utopía en este mundo de quijotes…”
Hasta aquí lo que comentamos en esta jornada tan especial. Nuestra próxima cita el jueves 21 de mayo a las 18 horas para comentar “Marianela” de Benito Pérez Galdós. Os esperamos, pero tod@s en casa.