La SAC ha iniciado la programación de actividades del trimestre de enero a marzo de 2024 con la visita al conjunto arqueológico de las mezquitas funerarias de Calle Agua y al Santuario de la Virgen de la Victoria, patrona de la ciudad.
El enclave arqueológico conserva dos mezquitas funerarias y un mausoleo del periodo almohade, cuya construcción se produjo de forma sucesiva entre los siglos XII y XIII aunque el uso del espacio perduró en época nazarí. Estas estructuras formaban parte de la necrópolis de Yabal Faruh, uno de los cementerios de la Málaga islámica, que estuvo en uso desde el siglo X hasta la conquista de los Reyes Católicos. Durante esos casi 500 años de uso fue creciendo en extensión y densidad de enterramientos, alcanzando en su época de máxima expansión, una superficie que se desarrollaba desde las inmediaciones de la Puerta de Granada hasta calle Agua y desde la ladera de Gibralfaro hasta El Ejido.
Las mezquitas son únicas en su género en al-Andalus. Su descubrimiento a principios de los años 90 del siglo pasado, supuso la primera constatación del uso de estos edificios como recinto de numerosos enterramientos dentro de un cementerio público. Se construyeron con materiales sencillos, muros de mampostería y tapial enlucido con estuco ocre, sin ningún tipo de cimentación. Responde al tipo más simple de mezquita andalusí, con una sola nave de planta casi cuadrada y tan solo definida por el nicho del mihrab en el centro del muro de la qibla, que marca la orientación a La Meca. Por su parte, el mausoleo también está construido con muros de mampostería y, aunque no pudo ser excavado en su integridad, se descartó que se tratara de otra mezquita (no tiene mihrab). Frente a la sencillez de las mezquitas, presenta una cuidada decoración realizada en estuco de color ocre, con motivos diversos: árbol de la vida, palmetas y tablero de sebka.
Finalmente fue declarado Bien de Interés Cultural, con la tipología de Zona Arqueológica, en el año 2007.
En cuanto al Santuario de la Victoria, los orígenes de la Iglesia y del Monasterio están íntimamente unidos a la toma de Málaga, durante la toma de Málaga por los Reyes Católicos en 1487 y a la presencia de la orden de los Mínimos, fundada en 1434 por Francisco de Paula, eremita napolitano al que se la atribuyen poderes curativos y de adivinación.
La iglesia en su proyecto definitivo, obra del arquitecto Felipe de Unzurrúnzaga, contratado por el I Conde de Buenavista, tiene planta de cruz latina cuyos brazos se resuelven de forma absidal, está compuesta por tres naves, la central, de más altura que las laterales se cubre con bóveda de medio cañón con lunetos, ceñida por arcos fajones que apoyan sobre pilastras cajeadas. Arcos formeros de medio punto lo comunican con las laterales, sobre los cuales se abren tribunas. La línea de entablamento contiene una rica decoración de hojarasca. A los pies de la nave central se halla el coro, dispuesto en alto sobre un arco carpanel, la capilla mayor es rectangular y está cubierta por una bóveda de cuarto de esfera nervada.
Exteriormente destaca la portada principal localizada en medio tramo de la nave de la epístola, compuesta por un pórtico de cuatro arcadas delimitadas por pilastras cajeadas, y la espadaña que se alza a los pies del templo.
Pero lo más destacable de este templo es el camarín-torre de la Virgen de la Victoria. La configuración y el programa iconográfico se atribuyen al prior del monasterio, fray Alonso de Berlanga. Este conjunto integrado por la cripta de los condes, la sacristía con la escalera de acceso y finalmente el propio camarín, supondría la redención de la muerte mediante la intercesión de la Virgen, de forma que el recorrido físico equivale a su vez a un recorrido espiritual cuyas etapas serían el arrepentimiento, la consecución del perdón y la redención, o lo que también consideraba el erudito historiador del Arte, Santiago Sebastián que identifica los tres espacios (cripta, escalera y camarín) con las tres edades de la vida espiritual del hombre: la vía purgativa, la vía iluminativa y la vía unitiva.
Desde el punto de vista arquitectónico, este tipo de camarín-torre se convertirá en una fórmula original y novedosa en el panorama de la arquitectura barroca española y andaluza.