Sobre la realidad

Café Filosófico en Vélez-Málaga 12.8
20 de mayo de 2022, El Pianista del Carmen, 18:00 horas

No hay hechos, solo interpretaciones
Friedrich Nietzsche

¿Podemos percibir la realidad tal como es?
En el café filosófico celebrado el pasado 20 de Mayo en El pianista del Carmen, en Vélez-Málaga,
pudimos percibir que la realidad es más que nuestras percepciones individuales, y realizamos que no hay
realidad sin la percepción que cada uno tenemos de ella. Valga este juego de palabras como comienzo
para celebrar un encuentro que tuvo mucho de clarificador, de entendimiento, de comunicación respetuosa
y aprendizaje.
En un texto atribuido al Buda, este exhorta a sus discípulos: “no aceptéis nada porque así lo dice la
tradición oral, porque se ha asumido a fuerza de haberse oído repetidamente, ni por la autoridad del linaje
y de la tradición, ni por rumores, ni porque está en las escrituras (…) ni en virtud de los razonamientos
engañosamente brillantes”. Es un texto remarcable pues proviene del fundador de lo que hoy en día se
considera, por muchos, una religión. Lo que sea la realidad uno ha de experimentarlo por sí mismo, en un
camino que va del autoconocimiento a la transformación personal. Así nos lo advierte también Kant: “La
ilustración no consiste en acumular conocimientos (…), pues, con mucha frecuencia, quien anda más
holgado en saberes es el menos ilustrado en el uso de los mismos”. Kant se dirige contra la miopía
polvorienta de aquellos eruditos que adquieren conocimiento sin saber (y este es el verdadero saber)
aplicarlos por sí mismos.
¿Qué me influye en mi percepción de la realidad? Es la pregunta-motor que guió a los asistentes a
un diálogo que tuvo mucho del sabor relajado del verano. Y podía ser una pregunta trampa, pensó de
primeras el animador del encuentro, pues podría fácilmente llevar a una suerte de solipsismo subjetivo,
personal, un mundo plagado de individuos que habitan, cada uno, su propia casa sin ventanas. Como suele
ocurrir, cuestiones así llevan primero a otras nuevas preguntas: ¿puedo percibir la realidad tal como es?
No, dado que mi percepción está condicionada por quien (creo que) soy, es decir, toda perspectiva está
siempre mediada por distintos condicionamientos que tienen que ver con el contexto, el momento y el
lugar de mis vivencias. Y con mi autoimagen, que revela, muchas veces, mis propios prejuicios.
¿Entonces? ¿Hay algo a lo que podemos llamar “realidad”, común a todos? Y en caso afirmativo,
¿hay quien la percibe “mejor” que otros? La conciencia meditativa de mis prejuicios determinados, mis
valores, la educación recibida, las necesidades propias que proyecto en la realidad, sería un primer paso
para depurar el acceso a esta en un movimiento que va de dentro a fuera, y que actualiza
permanentemente lo real. Se trataría de un presente continuo que conecta con ciertas tradiciones orientales
de meditación, casi olvidada en Occidente. Esto conlleva la necesidad de dirigirse hacia el
autoconocimiento, entendido no tanto como un proceso intelectual, de comprensión mental y teórica, sino
con la práctica de la experiencia directa, no mediada por condicionamientos personales, que implica la
posibilidad de “ver” la realidad. Pensar la realidad sería entonces limitarla en tanto que le imponemos
nuestras características personales, es decir, interpretarla, asomando así el fantasma del relativismo, de la

confusión, de la falta de agarres con sentido; ver la realidad es meditarla, un ser consciente de que es
previa y está más allá, trasciende, al yo personal. No hay realidad común, acordamos, si no hay una
experiencia directa de ella. Y al experimentarla nos damos cuenta (realice es el término inglés que se usa
para “ser consciente, darse cuenta”) de que es común, más allá de nuestras circunstancias personales.
Desaprender es un aprender… de otra manera. Se entrevé así la importancia, una vez más, del
desarrollo de una educación crítica capaz de despertar en nosotros una conciencia que va más allá de
manipulaciones ideológicas interesadas, cobrando importancia un valor universal cuya presencia es cada
vez más escasa en representantes políticos y sociales. La honradez: rectitud de ánimo e integridad en el
obrar.
En este café filosófico pudimos dialogar en torno a una realidad que es más que nuestras
percepciones individuales, y atesoramos un valioso aprendizaje muy propio, cada vez más, de la filosofía
practicada: la necesidad de compartir y de comunicar, intersubjetivamente, una misma realidad. De
preguntarle para des-cubrirla, de preguntarnos para des-cubrirnos. En palabras de Heráclito: “Aunque el
Logos es común, la mayoría vive como si tuviera una inteligencia particular”.

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