Título: “1984”
Autor: George Orwell Fecha: 16 de noviembre. Hora: 20 h. Lugar: Centro de Adultos de Vélez – Málaga Asistentes: 17
Resumen de la obra
1984 sitúa su acción en un Estado totalitario. Como explica O’Brien, el astuto y misterioso miembro de la dirección del partido dominante, el poder es el valor absoluto y único: para conquistarlo no hay nada en el mundo que no deba ser sacrificado y, una vez alcanzado, nada queda de importante en la vida a no ser la voluntad de conservarlo a cualquier precio. La vigilancia despiadada de este Superestado ha llegado a apoderarse de la vida y la conciencia de sus súbditos, interviniendo incluso y sobre todo en las esferas más íntimas de los sentimientos humanos. Todo está controlado por la sombría y omnipresente figura del Gran Hermano, el jefe que todo lo ve, todo lo escucha y todo lo dispone. Winston Smith, el protagonista, aparece inicialmente como símbolo de la rebelión contra este poder monstruoso, pero conforme el relato avanza queda cada vez más atrapado por este engranaje, omnipresente y cruel. Un magnífico análisis del poder. Una de las novelas más inquietantes y atractivas del siglo XX.
Sobre el autor: Su verdadero nombre era Erik Arthur Blair (1903-1950), nacido en la India británica tomó el seudónimo de George (San Jorge, patrón de Inglaterra, su país) y Orwell (por un río que conoció en su infancia).
Resumen de la sesión
Al inicio echamos de menos la presencia de Mercedes Junquera, nuestra Coordinadora del Club de Lectura, que no pudo asistir por encontrase enferma y a la que deseamos ver pronto por aquí.
Uno de los asistentes definió a “1984”como una novela atemporal e influyente dentro de las novelas consideradas distópicas (lo opuesto a las utopías) y nos habló de tres obras así catalogadas que influyeron poderosamente en Orwell cuando la escribió. Éstas fueron, “Nosotros” (que nos recomendó para otra sesión del Club de Lectura), “Un mundo feliz” y “La guerra de las salamandras”. En las distopías se describe una sociedad opresiva y cerrada sobre sí misma, generalmente bajo el control de un gobierno autoritario, pero que es presentada a los ciudadanos de a pie como una utopía (estado feliz de la humanidad).
Otros asistentes habían estado viendo la película “1984” antes de venir a esta sesión y nos comentaron que la encontraron muy bien ambientada con respecto al libro. A partir de ahí empezamos a analizar la novela en los aspectos que a los asistentes les habían llamado más la atención. Recordamos que este libro había sido leído por muchos de nosotros en la etapa de estudiantes, encontrándonos con dos tipos de opiniones: quienes no fueron capaces de terminar de leerlo por su dureza y quienes descubrieron nuevos aspectos aplicados a hoy en día que no percibieron en su momento o que se han cumplido cosas que en su día le parecieron una barbaridad. Hubo quien destacó que Orwell fuese capaz de señalar en el año 1944 ó 45 (fecha en la que fue escrito el libro), situaciones de control de las personas que se parecen mucho a las que estamos viviendo hoy en día, aunque en “1984” Orwell lo lleva a una situación extrema.
Para situarnos, en el año 1984 en que se desarrolla la novela, el mundo está dividido, según Orwell, en tres grandes superpotencias: Oceanía, Eurasia y Asia Oriental. Gran Bretaña, donde se desarrolla esta novela, pertenece a Oceanía que se encuentra en guerra con Eurasia y es aliada de Asia Oriental. Estos tres Bloques imaginarios, pudieron estar relacionados con los que había realmente en la época en la que escribe el libro y que estaban liderados por Estados Unidos, la Unión Soviética y China. Existe también en ambos casos una zona difusa (el Tercer Mundo), que cuando Orwell escribe este libro estaba incipiente.
Oceanía es un estado totalitario que lo controla todo y el protagonista principal de esta historia va a ser Winston Smith, funcionario de un Departamento del Ministerio de la Verdad. En este punto recordamos los Ministerios que había en este Estado: el de la Verdad, el de la Abundancia, el de la Paz y el del Amor. Todo ello en un Estado con un Partido único el Ingsoc (Socialismo inglés) cuyo pensamiento queda resumido en estos tres principios: La guerra es la paz y para conseguirla Oceanía tiene que estar en lucha permanente con las otras dos potencias, si bien el enemigo permanente va a ser Eurasia.
La libertad es la esclavitud, pues si quieres sobrevivir en este Estado tienes que obedecer al Partido en todo. La ignorancia es la fuerza, ya que cuanto más ignorante seas, creerás todas las mentiras que te cuente el Partido y tendrás menos riesgo de caer en el crimen mental uno de los pasos que te puede llevar a desaparecer.
En Oceanía existían tres clases sociales: las privilegiadas del Partido Interior, cuyo líder es el Gran Hermano que lo controla todo, las clases medias (a la que pertenecía Winston Smith) y los proles o proletariado, que era la clase inferior. Estos últimos vivían como animales y sin embargo parecían felices. No se trata de que haya una ideología dominante, sino que los dominados lo consideren como algo natural, manifestó uno de los asistentes. Los proles apenas eran controlados por el Estado y sufrían periódicamente la caída de bombas, que según el Gran Hermano procedían de Eurasia, pero que bien podrían ser lanzadas por el propio Estado. Recordatorio en este momento para la situación que se vive actualmente en Siria y donde la población sufre este mismo tipo de ataques con interrogantes de su procedencia. También hablamos de la falta de sensibilización del conflicto sirio, la llegada de los refugiados y la falta de compromiso de la UE en general y del gobierno de nuestro país en particular.
¿Y a qué se dedicaban cada uno de los Ministerios?
El de la Verdad, donde trabajaba Winston, se encargaba de falsear la realidad y manipular los datos para engañar a la opinión pública. Su trabajo consistía en cambiar las noticias que incomodaban al partido y ser sustituidas por otras acordes con la versión oficial o incluso borrarlas para que nunca hubieran existido: a esto se llamaba doblepensar , creer a ciencia cierta todo lo que dice el Partido. Eso mismo ocurría con las personas que caían en desgracia y a las que se les borraba su historial; era como si nunca hubieran existido: eran neopersonas. Para facilitar el doblepensar, utilizaba el partido una herramienta, la neolengua, que buscaba la destrucción de la lengua y cuya perversidad consistía en eliminar la belleza de las frases utilizando el mínimo de palabras para controlar mejor la mente y así evitar el crimental o crimen mental que podría producirse en un mal sueño, un indicio o un lapsus y que llevaría a esa persona a ser vaporizada y convertirse en una neopersona. Llamó la atención cómo el Estado tenía tal control mental de los ciudadanos que hasta los hijos podían denunciar a los padres que cometieran un crimental a juicio de ellos, y hasta los propios padres presumían de la fidelidad de sus hijos a los principios del Partido.
El Ministerio de la Abundancia se encargaba de gestionar los recursos alimenticios y las materias primas del Estado, destacando los asistentes al debate la pobreza y la miseria que había en las clases medias y los proles, frente a la riqueza que se mostraba en la clase superior, tal como se aprecia en la visita que Winston y Julia (su amiga) hacen a casa de O´Brien, dirigente del Partido perteneciente a la Policía del Pensamiento, pero cuyo cargo desconocían ambos. También se dedicaba este Ministerio a la manipulación de los datos estadísticos sobre la producción o el borrado de otros según interesaba al Partido. “Quien controla el pasado, controla el futuro, y quien controla el presente, controla el pasado” manifestaba O´Brien. Por eso el único pasado verdadero es el que manifiesta el Partido, al que hay que creer sin ningún tipo de duda.
El Ministerio de la Paz es el que se encarga de mantener la situación de guerra permanente de Oceanía contra Eurasia. El Gran Hermano que protege a Oceanía frente a Goldstein, antiguo dirigente caído en desgracia y que ahora defiende a Eurasia. Todo lo bueno que pasa en Oceanía se debe al Gran Hermano y al Partido en el que hay que confiar ciegamente.
El Ministerio del Amor es el encargado de conseguir que a través del odio a Goldstein se encumbre la figura del Gran Hermano. Para ello se crearon los Dos Minutos de Odio o la Semana del Odio, donde los ciudadanos tienen que mostrar con exagerados gestos y gritos contra Goldstein, su fidelidad al Gran Hermano, o también con las ejecuciones públicas de los prisioneros enemigos de guerra. Pero el control de esa fidelidad llega mucho más lejos con la instalación de las telepantallas. Siempre tienes que estar controlado para que el Gran Hermano te vigile y así evitar que caigas en el crimental. Uno de los asistentes comentó la similitud de la misión de las telepantallas con el control que hoy tiene el Estado de los ciudadanos aunque sea de una forma más subliminal. Las cámaras que se encuentran cada vez en más lugares con el pretexto de velar por nuestra seguridad. La información confidencial de que dispone el Estado de cada uno de nosotros a través de los diferentes Ministerios u organismos oficiales. “Le pagamos un dineral al sistema, y además le ayudamos a que nos controle” manifestó alguien. El control de los medios de comunicación…Y también salió a colación la información que nosotros mismos proporcionamos hoy en día a través de nuestros teléfonos móviles, Facebook, servidores, correos electrónicos, etc.
Según uno de los asistentes, la estancia en España durante la Guerra Civil de Orwell, concretamente en Cataluña como se deduce de su obra “Homenaje a Cataluña”, influyó en algunos aspectos de “1984”, así como en su otra obra “Rebelión en la granja”. Parece ser que Stalin y Trosky, líderes de la revolución rusa están representados en esta última, así como el reescribir los hechos históricos que se relacionan en el doblepensar, también los vivió en primera persona en un conflicto que hubo durante la Guerra Civil española entre dos bandos dentro del bando republicano (ejército regular republicano y anarquistas-troskistas). La manipulación informativa de aquellos hechos por el estalinismo le marcaron profundamente. Según otro de los asistentes, Orwell, en “1984” hace una crítica a todos los totalitarismos, sean de la ideología que sean. Precisamente sitúa la existencia del Gran Hermano en Londres (Oceanía), pero lo podía haber relacionado con el comunismo (de la Unión Soviética o de China) o con el fascismo.
Otro de los aspectos analizados es cómo Winston se enfrenta al Estado, ya que a través de su trabajo conoce la manipulación que se realiza de los datos históricos y de las personas. Primero, cuando adquiere el diario en una tienda de la zona del proletariado, hecho totalmente prohibido y que le lleva a su utilización huyendo del control de las telepantallas; después, cuando accede a mantener relaciones con Julia que precisamente es militante en la Liga Juvenil Anti-Sex y que con su cinturón de castidad bien visible, recordará a todos su odio (aparente) a todo lo relacionado con el sexo; y por último, cuando piensa encontrar en la prole que abarcaba un 85% de la población del país, la ayuda necesaria para provocar un levantamiento contra el Gran Hermano. Pero Winston no sabe que desde que compró el diario en la tienda de Charrington hace siete años, es vigilado por el Estado. Cuando alquila la habitación en su tienda para mantener relaciones con Julia, ambos son detenidos.
Uno de los medios que emplean los Estados totalitarios para conseguir sus objetivos, es el empleo de la violencia. Sus ciudadanos deben saber que si no obedecen sus normas, la actuación del Estado va a ser implacable. La habitación 101 a donde van a llevar a Winston, va a ser testigo de una de las escenas más terribles de la novela. Violencia física y violencia intelectual. El control de la mente (¿ves 4 ó 5 dedos?), la utilización de las fobias, su anulación como persona… El final no puede ser más demoledor. Winston se hunde cuando ve que estaba tan superado que todo lo que le hacían a él quería que se lo hicieran a Julia, su pareja. Se ve indigno y defraudado al ver como todos aquellos en los que ha confiado (O´Brien, Charrington, incluso la prole,…) le han engañado o dado la espalda. Entonces, tras la horrible tortura, lo dejan en libertad aunque ello significaba su final como él ya sabía. Y recuerda las palabras de O’Brien: «Si quieres hacerte una idea de cómo será el futuro, figúrate una bota aplastando un rostro humano… incesantemente». Esto es un Estado totalitario, según Orwell. Y nos previene…